En una escena de National Gallery, último documental de Frederick Wiseman que se estrena hoy viernes, se muestra la grabación de uno de los vídeos que este museo publica en su web para divulgar las colecciones. En concreto, el presentador y el realizador debaten sobre cómo describir uno de los cuadros más conocidos de J. M. W. Turner, El Temerario remolcado a dique seco. Justo hace tres meses, curioseando información para escribir un texto sobre el trabajo de píxel y pincel que Mike Leigh había conjugado en su película Mr. Turner, yo había llegado a ese mismo vídeo. La película de Wiseman se me presentaba entonces como un making of de aquellas lecturas, de la interpretación pictórica y del trabajo entre bambalinas que esconde esta pinacoteca. Yendo un poco más atrás y buscando una conexión externa pero no del todo alejada, unos días antes había podido ver Horizon, el último trabajo de John Smith, cuyo cortometraje anterior -el conciso y maravilloso Dad’s stick– había descubierto en 2013 en Punto de Vista. Smith ha compuesto ahora una película de oleajes en forma de instalación [esta vez los cuadros han acabado en la pantalla y el cine en el museo] que ha sido rodada frente a la costa de Margate, un paisaje que Turner retrató en varias ocasiones. Cierra este círculo un tanto bizarro los artículos sobre Stan Brakhage que comenzaron a acumularse en mi escritorio semanas atrás y en los que se mencionaba -oh, sorpresa- la aproximación en algunas de sus obras como Text of Light (1974) y The God of Day Had Gone Down Upon Him al tratamiento de la luz que el pintor británico aplicaba en sus acuarelas. Los métodos de trabajo del cineasta y de Turner -al que Leigh mostraba en su biopic escupiendo en el lienzo- terminan por unir la cadena: dijo Brakhage “by deliberately spitting on the lens or wrecking its focal intention, one can achieve the early stages of Impressionism.”
A lo largo de todo este recorrido, desde el primer eslabón (1838) al -de momento- último (2014), se desprende que las cualidades y significados de una pintura han ido siendo absorbidas por el cine de múltiples maneras, dando cuenta de que la inspiración no tiene caminos -ni formatos- únicos:
El cuadro en sí
Filmar el cuadro
Recrear digitalmente el cuadro
Grabar directamente lo representado por el cuadro
Deconstruir esa representación
El Temerario remolcado a dique seco
National Gallery
Mr. Turner (CGI)
Horizons (vídeo)
The God of Day Had Gone Down Upon Him (16mm)
Bajo estas representaciones, una idea clave que la película de Wiseman aborda: el cuadro contenido en un marco espacial y obligado a entregar su misterio en un solo golpe de vista, mientras el cine se despliega (se agota) en el tiempo. De manera no del todo consciente, el documental también parece trazar otra comparación a la que se le podrían poner más condicionantes al argumentar que un cuadro ofrece tantas lecturas como ojos lo observen y una película, en cambio, resuelve todo su contenido en el primer visionado. Contraargumento: no llegará el día en que las películas de Brakhage consuman su enigma.
Es curioso también que el montaje de la pieza de Smith, combinando una imagen despejada con otra brumosa, sugiere un museo en el que hubieran eliminado el trozo de pared que separa un cuadro de otro y pudiéramos verlos en continuidad: el mar bajo un cielo cambiante y, a continuación, el cielo sobre un mar voluble. En National Gallery, la edición es casi invisible, recorriendo sin intervenir las salas de este museo por el día y por la noche. La atención que presta Wiseman a todo lo que ocurre en su interior va construyendo un espacio que queda perfectamente descrito por una de las trabajadoras: nos sentimos en un lugar «seguro», no queda otra opción que maravillarnos, la desnudez del cuerpo y de la mirada es una celebración de la belleza. Roza ese mismo espíritu de asombro, pero ante la profundidad del mar, Horizons. Cuando ya estamos imbuidos en la repetición de las olas y la abstracción de los colores, la finura del horizonte, la pureza del azul… aparece la silueta humana y nos expulsa a lo terrenal y a lo figurativo. Necesitaremos unos cuantos mares más para olvidarnos de nuevo.
… Me quito el sombrero ante tu sabiduría y tus reflexiones.
Y me emociono al comprobar los interesantes caminos que proporciona la relación entre cine y pintura.
Besos
Hildy
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