La primera vez que vi el nombre de Diego Llorente fue en una lista de becados que iban a estudiar a la New York Film Academy. Años después me lo vuelvo a encontrar en el Atlántida Film Fest, junto al de Estos días, título de su primer largometraje. Diego dice que no pretende reflejar la realidad pero sí la vida. Estos días podría interpretarse así, como un compendio de vida, de momentos diminutos de la rutina de un joven que vive sin dramas el desempleo, aunque su desmotivación repetitiva vaya dejando un poso en nosotros que empieza a notarse precisamente cuando terminas de verla.
Aunque nos gustaría que lo fuera, a veces la vida no es la historia de amor en Stockholm, a veces la vida es sencillamente tumbarse en la cama y ver Stockholm en el portátil. De eso hablamos en una cafetería de Oviedo un lunes por la mañana.
En los consejos que compartiste en Filmin hablabas de la sensación de tener una película dentro. ¿Cuándo empiezas a notar Estos días?
Hace bastante años. Creo recordar que antes de haber hecho los primeros cortos ya tenía ciertas ideas o imágenes que más tarde dieron lugar a la película. Después, todo eso sufrió una transformación enorme y no sé si alguna de ellas habrá llegado a la película final. En 2009 iba a ser el proyecto inmediatamente posterior a Casa pero, por suerte, el rodaje se cayó una semana antes de empezar. En el momento fue una gran putada pero a la larga lo agradecí mucho. Seguí con mi vida, hice un par de cortos más y luego ya me dije que tenía que hacer esta película. En 2012 fue cuando por fin la grabamos. Para mí era una prueba de fuego, decidir si debía seguir o si creía que no valía para esto. Salí con la sensación de que merece la pena seguir haciendo cine.
Llama la atención la actitud del protagonista, Manu. Por la sinopsis sabemos que está en paro pero en la historia no se aborda el desempleo con drama ni angustia…
Esta película se grabó cuando ya estábamos en crisis pero, en realidad, el guion estaba escrito mucho antes. A lo mejor no había tanto paro pero ese drama ya se veía, esa precariedad laboral y la desazón vital que, en el caso de Manu, es en gran parte culpa suya. No sé si lo conseguí transmitir pero no quería retratar algo tan obvio como el drama del paro juvenil. Quería que quedara patente la falta de acción por parte del protagonista, un tío con mucha energía que no sabe qué hacer con ella. Esa era una de las ideas principales: no sabe para dónde tirar, qué hacer, practica deporte para desahogarse y poco más.
No quería retratar algo tan obvio como el drama del paro juvenil. Quería que quedara patente la falta de acción por parte del protagonista, un tío con mucha energía que no sabe qué hacer con ella.
En la película aparecen en muchas ocasiones dispositivos electrónicos y oímos de fondo medios de comunicación que anclan la película en un presente más político.
Sí, esa presencia tiene una doble función. Me gustan mucho las películas políticas y sociales pero no sabría hacer una, ahora mismo al menos no me veo haciendo una. La vida que llevo no incluye grandes dramas socioeconómicos pero sí que los veo y están en el ambiente. Los medios de comunicación me servían para filtrarlos en el día a día. Y en cuanto a los dispositivos, normalmente en las películas no se integran en la vida de los personajes, sólo aparecen por razones argumentales muy concretas. A mí me gustaba que aparecieran como tantas otras cosas, como el hecho de tomar un café en la cocina, que no se suele recoger si no tiene una función en la trama. Me apetecía que estuvieran porque sí, sin ningún otro motivo.
Es una narración muy fragmentada tanto por guión como por montaje: escenas muy cortas y con transiciones en negro en lugar de la edición habitual por corte.
Yo me encargué del montaje. Si hubiera tenido un montador me habría dado distancia y habría venido con otras ideas pero también me alegré de hacerlo yo porque no tuve ninguna piedad con el material. A la mínima que algo no me convencía, me deshacía de ello. En esta película mi forma de montar cambió bastante respecto a mis trabajos anteriores. Usé recursos que no había utilizado antes porque un largo, lo quieras o no, va a ser distinto a un corto. No puedes usar las mismas técnicas. En los montajes de los cortos yo era más seco y con la película me di cuenta de que necesitaba por ejemplo planos recurso para contar una historia larga.
Acostumbrados a películas de dos horas, Estos días destaca por durar 60 minutos. ¿Manejaste esa duración desde el principio o se fraguó en el montaje?
Era mi minutaje ideal porque creía que encajaba con esta historia pero también fue casualidad. No soy muy bueno calculando de antemano lo que va a durar cada historia. Manejo guiones muy cortos y a lo mejor una escena que en el papel son 2 líneas, en montaje son 3 minutos porque me gusta dejar sitio a la improvisación.
¿Cómo fue ese trabajo con los actores?
Les dejé leer el guion para que supieran de qué iba la película pero no ensayamos. En los cortos había trabajado con los actores de manera convencional y no me acababa de convencer, por eso en este rodaje quise probar esta fórmula, aunque no haya una fórmula perfecta. Todo estaba escrito -escenas y diálogos- pero no los memorizaban. Antes de cada escena les daba unas pautas, se pactaban esas líneas e improvisaban.
En varias reseñas ya se relaciona tu película con La soledad (Jaime Rosales, 2007) y La herida (Fernando Franco, 2013) como posibles influencias, aunque por ejemplo la intensidad del drama en La herida poco tiene que ver con Estos días.
Agradezco mucho las comparaciones pero no son películas que tuviera en mente. Grabamos antes de que se hubiera estrenado La herida y el cine de Rosales, aunque también me lo mencionaron a raíz de los cortos, no es un cine con el que yo me sienta reflejado aunque me parece un gran director.
Mi forma de acercarme al cine es muy intuitiva. Tengo grandes influencias como Kiarostami o Erice y ojalá se notaran pero creo que este cine curtió mi mirada pero no me afecta a la hora de rodar. Soy cinéfilo en mi vida pero no soy un director cinéfilo. Por mucho que pensara cómo grabaría tal escena John Ford no creo que fuera a dar con ello. Hago las películas como puedo, no como quiero. Sí me gustaría tener más presupuesto para tener más días de rodaje. No lo gastaría en dollys o en un equipo de 50 personas porque no lo necesito, pero sí querría tener más tiempo.
Soy cinéfilo en mi vida pero no soy un director cinéfilo. Hago las películas como puedo, no como quiero. Me gusta acercarme de forma intuitiva al cine y tampoco sabría hacerlo de otra forma.
Me gustó mucho al escena en la que los protagonistas están viendo Stockholm. Refleja muy bien la convivencia entre las historias del cine y las historias que nos pasan en la vida real.
Exacto, esa era la intención. Me gusta mucho esa película como espectador pero la vida que llevo se parece más a ver una peli con mi novia, con el sonido desincronizado y que pase cualquier cosa, o simplemente a ese aburrimiento, no a una historia como la que cuenta esa película. La incluí con esa intención, no como referencia.
Estamos acostumbrados a que las películas nazcan en Madrid o en Barcelona, que salgan de una red o de un circuito determinado. ¿Cómo de difícil es producir una largo y distribuirlo desde Pola de Siero?
Todo tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Es más difícil porque no hay esa red que mencionas. Tienes que echarle más imaginación para encontrar a tu equipo, hay que traer el material de fuera… Pero la ventaja es que un rodaje es una novedad y todo el mundo se vuelca. No tuve problemas para encontrar 6 bares y llenarlos con gente. En Madrid quizá los conseguirías pero con más trabajo.
La distribución es diferente. Al llegar a esa fase vi que no tenía los conocimientos ni los contactos necesarios y que, por mucho que yo quería que la película saliera adelante, ya llevaba 2 años tirando por ella. Llegas con las energías bajo mínimo y en realidad es cuando deberías tener más fuerza para que no se quede en el disco duro. La selección en el Atlántida fue una gran noticia y ahora acabamos de firmar un acuerdo de distribución con Elamedia, estoy muy feliz.
Llegas a la fase de la distribución con las energías bajo mínimo. La selección en el Atlántida fue una gran noticia y ahora acabamos de firmar un acuerdo de distribución con Elamedia, estoy muy feliz.
Siendo una historia que no rechaza los elementos locales, la película acaba ofreciendo de manera nada forzada una lectura universal y también la de una generación.
Tengo la convicción de que hay películas en todos los sitios y cientos de miles de ellas sin salir de una población de 15.000 personas. Me tomé como una apuesta personal que esta gente, estos sitios, esta forma de vida y este habla tuvieran su lugar en el cine. Por lo menos darles una película que recoja eso. Aunque suponga un esfuerzo extra, hacer las películas aquí les da la identidad que yo busco. Dicho esto, no me gustaría hacer una historia de aquí que nadie más compartiera. Me gusta recoger lo local pero tengo aspiraciones universales. No pretendo reflejar la realidad porque me parece demasiado ambicioso, pero sí me gustaría reflejar un poco la vida. Si consigo construir una película en la que tú entres en el mundo de Manu y de Julia ya me doy más que por satisfecho.
Me tomé como una apuesta personal que esta gente y estos sitios tuvieran su lugar en el cine aunque no me gustaría hacer una historia de aquí que nadie más compartiera. Me gusta recoger lo local pero tengo aspiraciones universales.
Hablando de Asturias, aquí dos grandes pilares cinematográficos son el Festival Internacional de Cine de Gijón y el Centro Niemeyer que recientemente se ha unido al Circuito de Cine Independiente .
Con el Festival rompí relaciones a raíz de los últimos cambios, no en la dirección -entiendo que esos puedan pasar, más o menos, dentro de lo normal- sino por ese viraje que anunciaron en su programación y que luego no fue tal. No me gustó la gestión que se hizo en nuestro nombre, poniendo de excusa que la anterior dirección no tenía en cuenta el cine asturiano o que no estaba bien representado. Fuimos bastantes los que firmamos un manifiesto diciendo que nos sentíamos muy bien tratados por el Festival.
En cuanto al Niemeyer, a mí me gusta mucho. El área de cine de la que se ocupa Fran Gayo lleva un par de años funcionando muy bien. Es la única sala independiente que hay aquí en Asturias y, aunque cada vez haya menos cines, al menos se mantienen estas salas que ofrecen buen cine y además en buenas condicionas técnicas.
estos días/manu from diego llorente on Vimeo.