Los fragmentos reproducidos a continuación, descontextualizados, correrían el riesgo de parecer una infumable dosis de autoayuda creativa. No sería justo para su autora, la directora de teatro Anne Bogart, que yo convirtiera sus reflexiones en torno al arte en mensajes que podrían salir de las galletitas de la suerte. Su libro La preparación del director está formado por siete ensayos breves en los que, a través de sus experiencias como fundadora -junto a Tadashi Suzuki– de la compañía SITI, Bogart analiza una serie de rasgos que ella considera fundamentales para la creación artística.
No ofrece pautas concretas ni conclusiones absolutas sobre cómo enfrentarse a un texto, a un actor o a la puesta en escena pero muchas de sus observaciones podrían aplicarse al medio cinematográfico y te animan a extrapolar su mirada. Otros apuntes, en cambio, son específicos del teatro y se perderían en un hipotético trasvase a la pantalla, por ejemplo ese envidiable erotismo que desprende la presencia del cuerpo en cualquier escenario. Siempre es bueno fijarse en lo que tiene cada medio de único, de irreproducible, porque así también repensamos cómo se las apañará el cine para resultar sensual (si la fragmentación del cuerpo -alejarlo, acercarlo, cortarlo a trozos- ayuda a esos fines), o de qué forma se manifestará entre los planos la violencia que Bogart cree inherente a cualquier expresión artística; si los actores son los mismos cuando hay cámaras entre ellos y cuando no las hay, o si la vergüenza que, según ella, debe acompañar toda representación también debería ser obligatoria en una película. No creo que nada de esto cupiera dentro de una galleta…
1.Memoria
«Si el teatro fuera un verbo este sería ‘recordar’ (…) Cada vez que diriges un espectáculo estás dando cuerpo a un recuerdo. El acto de expresar lo que se recuerda es en realidad, según el filósofo Richard Rorty, un acto de redescripción. (…) Creamos las verdades describiendo o redescribiendo nuestras creencias y observaciones.»
2.Violencia
«Ser decidido es violento (…) Colocar una silla en un ángulo concreto del escenario destruye cualquier otra posibilidad. Cuando un actor consigue un movimiento en escena que es espontáneo, intuitivo o apasionado, el director pronuncia un fatídico ‘mantenlo’, eliminando cualquier otra solución potencial. Esta palabra cruel, ‘mantenlo’, hunde un cuchillo en el corazón del actor que sabe que el próximo intento de recrear ese resultado será falso, afectado, sin vida. (…) El actor debe ahora encontrar una espontaneidad más profunda. Y esto es, para mí, por lo que los actores son héroes. Aceptan esa violencia y trabajan con ella, dotando al arte de la repetición de destreza e imaginación.
Para estar alerta sobre un escenario se necesita un acto de violencia: la violencia de la indefinición. ‘Indefinir’ significa eliminar todo aquello que, por comodidad, damos por supuesto acerca de un objeto, una persona, de las palabras o las frases o de una pieza narrativa, cuestionándolo todo de nuevo. Lo que se puede definir al instante a menudo se puede olvidar al instante.
Cualquier cosa puede aletargarse sobre el escenario si está excesivamente definida.
Otro tipo de violencia es la violencia del desacuerdo. Creo que es en el desacuerdo donde se perciben ciertas verdades de la condición humana. La verdad se percibe cuando las imágenes, las ideas o las personas están en desacuerdo. Contenida en dos opuestos reside la indomable y compleja verdad acerca de la existencia del ser humano.»
3.Erotismo
«El papel de la atracción y el erotismo en el teatro raramente se discute y sin embargo son ingredientes fundamentales en el acto creativo y en la dinámica entre público y actores (…) El teatro es un lugar en el que es posible conocer a otros en un espacio energético sin que medie la tecnología. La estimulación sensorial a la que da pie el teatro, autorizado por su propia forma, permite que la imaginación corpórea se ejercite a sí misma».
La capacidad del actor de estimular al público a fin de que se mantenga con ganas de saber más, en la vivencia del deseo en lugar de en su consumación, es parte del arte del actor.
Siempre tengo la sensación de que los mejores actores poseen un secreto y se divierten ocultándomelo.
4.Miedo
«Cada vez que empiezo a trabajar en un nuevo montaje siento como si nada estuviera a mi alcance, siento que no sé nada y que no tengo ni idea de cómo empezar. (…) Me siento inestable, incómoda, fuera de lugar. Siento que soy un fraude. En pocas palabras, estoy aterrorizada.
Me hice directora de teatro sabiendo inconscientemente que, como artista, tendría que utilizar el miedo que experimento en mi propia vida. Tuve que aprender a trabajar confiando en ese miedo, no temiéndolo. Me alivió comprobar que el teatro es un lugar muy útil para concentrar esa energía. (…) William Hurt dijo en una entrevista: ‘Aquellos que actúan desde el miedo buscan seguridad; aquellos que actúan desde la confianza buscan libertad’. Estas dos rutas posibles influyen decisivamente en el proceso creativo. ¿Se hacen elecciones durante el ensayo basadas en el deseo de seguridad o en la búsqueda de libertad?»
5.Estereotipos
«En la vida y en las representaciones de la vida, se ha hecho y dicho tanto con anterioridad que todo ha perdido su significado original y se ha transmutado en estereotipo. Las representaciones de la vida son recipientes de significado que expresan la memoria de todas las otras veces que han sido representadas.»
6.Vergüenza
«Todo acto creativo implica un salto al vacío (…) El salto a menudo puede causar una profunda vergüenza, es un colaborador clave. Si tu trabajo no te avergüenza lo suficiente, entonces es muy probable que nadie se sienta tocado por él.
Como directora puedo elegir entre abordar una obra con la actitud de que es un pequeño lienzo que controlo o de que es un lienzo enorme rebosante de un potencial sin explotar. Si elijo tener una actitud de superioridad hacia el material, este se amoldará a todo, se mantendrá a salvo y no supondrá una amenaza. Se quedará más pequeño que yo. Si adopto la actitud de que el proyecto es una aventura mayor que cualquier otra cosa que pueda imaginar, algo que me retará a encontrar un camino instintivo para atravesarlo, entonces el proyecto podrá adquirir la magnitud que le corresponde.
Los ensayos no tienen que ver con forzar que las cosas ocurran, los ensayos tienen que ver con escuchar. El director escucha a los actores. Los actores se escuchan unos a otros. (…) Escuchas para encontrar pistas. Mantienes todo en movimiento. Sondeas. No pasas momentos por alto como si se hubieran entendido. Nada se entiende.
Cuando cuidas las circunstancias en las que trabajas, inevitablemente las cosas empiezan a suceder.
Cuando dudes, cuando estés perdido, no te detengas. En lugar de eso, concéntrate en el detalle. Observa, encuentra un detalle en el que concentrarte y haz eso. Olvida el gran cuadro por un momento. Simplemente pon tu energía en los detalles de lo que ya está ahí. El gran cuadro acabará por desplegarse y revelar su naturaleza si te apartas del camino por un momento.»
7.Resistencias
«No asumas que debes tener ciertas condiciones para dar lo mejor de ti. No esperes a tener el tiempo y el dinero suficiente para conseguir lo que crees que tienes en mente.
Trabaja con lo que tienes ‘ahora mismo’. Trabaja con la gente que te rodea ‘ahora mismo’.
No esperes a tener madurez, entendimiento o sabiduría, tampoco esperes hasta creer estar seguro de lo que haces, ni hasta tener la técnica suficiente. Lo que haces ‘ahora’, lo que haces de las circunstancias que te rodean, determinará la calidad y el alcance de tus iniciativas futuras.
Y, al mismo tiempo, sé paciente.»
Aleccionadoras reflexiones de Anne Bogart. Particularmente aplicable a todas nuestras creaciones la número 7, pues algunas personas esperamos toda la vida a vivir el «presente» y a desarrollar nuestros proyectos, ideas e ilusiones «cuando dispongamos de medios, conocimientos y madurez suficientes….sin querer recordar que » se hace camino al andar»
Muchas gracias por recuperar estos sinceros recuerdos….
«Caminante no hay camino»… Buscar un poco de inspiración para que el paso no decaiga siempre es bueno. Gracias por pasarte y comentar.