«¿Sabe dónde puedo comprar un audífono?» Me lo preguntó el señor que se sentaba a mi lado en el Victoria Eugenia cinco minutos antes de que empezara la proyección. Le contesté que no le podía ayudar, que no vivía en San Sebastián, igualmente me dio las gracias y siguió leyendo el periódico. Al poco se apagaron las luces y a la media hora él ya se había dormido. Se perdió una buena película, Like father, like son, de Kore-eda, pero quién a las 9 y media de la mañana habría conseguido mantenerse despierto sin la pista de sonido…

La primera escena de Gravity es un buen ejemplo de que el sonido es uno de esos amores fieles que damos por sentado: hasta que no se ha ido no reparamos en él. Cada historia tiene su sonido, cada personaje tiene su sonido. Puede venir del entorno o de la palabra y a veces una película también es una canción. Como esto ya está llegando a su fin y mientras esperamos el palmarés y pensamos en un texto final, hemos unido todo lo oído hasta hoy para hacer el viaje de vuelta con buena música de fondo.

Gravity y Aurora Borealis, un tema que ayuda a imaginar cómo debe sentirse uno viendo la Tierra desde el espacio.

Dallas Buyers Club. Qué razón tenía T. Rex cuando cantaba que la vida, oh, la vida es extraña. Algunos van, otros vienen.
Strange, life is strange / People come and people go

Jeune et Jolie. La petite fille que tu as connue / Non, je ne suis plus 
Françoise Hardy y su L’amour d’un garçon en la estación del verano.

Eyes of a movie star, de The Yearning, es lo que suena de fondo en una de las mejores escenas de La Herida.

About time. Viajar en el tiempo a ritmo de pop británico.
Friday I’m in love de The Cure.

Club Sándwich. Adolescencia contada con sencillez y verdad. Inolvidable el baile sexy de Jazmín.
Muerte en Hawai y por ti, todo lo que hago lo hago por ti…

Cuando una canción lleva por título tu nombre mereces conquistar la pista de baile. Gloria de Umberto Tozzi. Puro años 80.

Spotify no se lleva bien con los Beatles, así que nos quedamos con un tema de Charlie Haden y Pat Metheny, compositores de la música de Vivir es fácil con los ojos cerrados. Waltz for Ruth, en Beyond the Missouri Sky.