The Master: La matemática del plano

Cuando estás viendo una película existe un ejercicio muy sencillo para ser un poco más consciente de su lenguaje cinematográfico. Consiste en dar una palmada cada vez que haya un cambio de plano. En una película de acción te pasarás 90 minutos aplaudiendo sin parar; en una cinta de Bela Tarr pocas veces juntarás las manos. La duración del plano es la gran responsable del ritmo de la narración.

Según el análisis que realiza David Bordwell en The way Hollywood tells it, la edición cinematográfica se ha intensificado y el montaje se vuelve cada vez más rápido. En los años 20 las películas de Hollywood eran bastante rápidas, con una duración media por plano (ASL -average shot length-) de 6 segundos. Con la llegada del sonido el ritmo descendió, las películas tenían menos planos y estos duraban más (entre 8 y 11 segundos). Antes de 1960 las películas tenían entre 300 y 600 planos pero los directores comenzaron a acelerar sus montajes y a mediados de los 60 ya se alcanzó el ASL de 4 segundos. Se siguió cogiendo velocidad y en la década de los 90 podemos encontrar títulos con más de 1.500 planos como JFK (1991) o El Mariachi (1993) que supera los 2.000. Esta aceleración (característica de lo que Bordwell denomina the intensified continuity) sigue notándose en la actualidad y está presente en todos los géneros.

Estos apuntes son propios del cine comercial, que basa sus esfuerzos en llamar la atención del espectador a base de cortes. Antes de que puedas parpadear ya tienes otra imagen en la pantalla. Lejos de esta dinámica avasalladora encontramos directores que siguen confiando en la capacidad del plano para sobrevivir durante más de 5 segundos. Uno de ellos es Paul Thomas Anderson. Mientras la mayoría de las películas son cada vez más rápidas, las suyas se están ralentizando. O eso vamos a intentar demostrar. No es ni mucho menos el único director que tiende a una edición más lenta pero su trayectoria y en concreto su última película, The Master, son un buen ejemplo, esa excepción que confirmaría la norma.

Como bien muestra Kevin B. Lee en este video ensayo, una seña de identidad del estilo cinematográfico de Paul Thomas Anderson es sin duda la utilización de la cámara en movimiento que tanto le ha relacionado con los directores del Nuevo Hollywood como Scorsese o De Palma. En sus películas abundan grandes planos secuencia diseñados para presentar personajes, dar a conocer espacios o transmitir estados de ánimo. Esta planificación ya estaba presente en su primera película Hard eight (1996), alcanzó una mayor sofisticación en Boogie nights (1997), llegó a la desmesura con Magnolia (1999) y la cámara se calmó en Embriagado de amor (2002). En Pozos de ambición (2007) redujo el movimiento en favor de la composición y en The Master (2012) da un paso más allá adoptando un estilo sobrio y alejándose del exhibicionismo. Hasta aquí, esta reseña bien podría pertenecer a cualquier comentario valorativo sobre el estilo de Anderson. Unas cuantas impresiones personales a las que pongo el calificativo de «sofisticación» o «calma», pero ¿cómo se mide eso? ¿Puede la sobriedad traducirse en números? Vamos a intentarlo.

La tabla inferior muestra una serie de categorías tomando el plano como unidad mínima de medida. Si nos fijamos, The Master no sobresale en ninguna.

tabla

De las seis películas que ha dirigido Paul Thomas Anderson, cuatro de ellas sobrepasan los 120 minutos pero The Master no es la más larga, ni la más corta. La duración media de los planos de The Master es de 14.8 segundos y Embriagado de amor le supera con un ASL de 17.7. Esta película, junto a Hard eight, son las que menos planos tienen (295 y 497 respectivamente) mientras que The Master está compuesta por 507 planos y Magnolia alcanza casi los 900. Tampoco el título de plano más largo pertenece a The Master. Lo ostenta Embriagado de amor (198.5 segundos) seguido de Boogie Nights (183.8 segundos). Entonces, ¿dónde se revela esa sobriedad? ¿Dónde está representado su ritmo de montaje? Volvamos de nuevo a la tabla y en lugar de buscar lo máximo fijémonos en lo mínimo. The Master no es la que tiene los planos más largos pero sí la que tiene los planos menos cortos. En Magnolia y en Boogie Nights encontramos planos de una décima de segundo o de 5 décimas en Pozos de Ambición y Hard Eigth. En The Máster ningún plano está por debajo de los 0.9 segundos. Un salto relevante que se deja notar.

Esta película basa su fuerza en el plano sostenido y salvo alguna excepción (el plano secuencia de la modelo recorriendo las galerías, el travelling de acercamiento al barco o la carrera de moto) no abundan las grandes secuencias en movimiento. No hay que olvidar que se trata de una película de personajes. Lo que dicen o callan es más relevante que lo que hacen y sus relaciones evolucionan a través de la conversación. En términos de puesta en escena esto significa dos personas, sentadas, hablando. Simplificando el asunto, para rodarlo hay dos opciones: o te lanzas a marear la cámara para no aburrir al espectador o confías en que el guión y tus actores serán los suficientemente efectivos para que nadie eche en falta un mínimo movimiento. Anderson opta por no añadir artificios, como en la secuencia central del procedimiento. Interrumpida por tres escenas, esta secuencia dura un total de 10 minutos y 5 segundos y, salvo los detalles de los vasos al inicio, está contada con tres tamaños de plano y un salto de eje.

the master

Plano abierto, plano medio más cerrado y primer plano. Economía visual.

Este simplicidad trabaja en favor del tono psicológico de la escena. La cámara, si se mueve, es sólo para corregir ligeramente el encuadre. Todo el peso recae en el actor y en las palabras. Joaquin Phoenix aguanta 2 minutos y 5 segundos en primer plano y aquí se desvanece la utilidad de la calculadora.

joaquin phoenix

Está bien medir de vez en cuando una película para darse cuenta de que el cine es tiempo. Cronometrarla como si tuviera que batir algún récord ya no tanto. Más que nada porque ningún número nos va a explicar cómo dirigir a ese actor, qué frases conectan con su pasado, con los deseos del personaje, lo que puede dejarse a la improvisación, qué efecto deben tener las réplicas que recibe (¿dónde está tu madre?, ¿quién es Doris?, ¿por qué no estás con ella?, ¿por qué no regresas?) y cuándo cortar… Eso es, ¿cuándo cortar? Ninguna calculadora te va a chivar eso. Ni el corten del rodaje, ni el corte del montaje. Cuándo cortar…

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Otras escenas de The Master construidas con planos largos.

*Dos factores a tener en cuenta: La película está rodada en 65 mm y es la primera vez que Paul Thomas Anderson trabaja con Mihai Malaimare Jr en lugar de Robert Elswit, su habitual director de fotografía.

3 Respuestas a “The Master: La matemática del plano

  1. Delicioso video ensayo de Kevin B. Lee . Claro que una película trasciende el viernes-lunes!!!
    Cuándo estos comentarios «saltarán» a los «grandes medios» de comunicación para disfrute de todos los aficionados? Ellos se lo pierden que nosotros no. GRACIAS!!!

  2. Pingback: Boyhood por segunda vez | Filmin 365·

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